▲ Can’t Take My Eyes Off You 2019
Surveillance dummy cams , gold chrome paint
310 x 207 x 30 cm cm.
Can't Take My Eyes Off You (2019)El temor es una emoción que inmoviliza, que neutraliza. Armand Matetlart, en Un mundo vigilado, afirma que los dispositivos de seguridad, que han aumentado de forma vertiginosa después de los atentados del 11S, se han interiorizado de tal forma que operan desde una completa naturalidad y entropía. Aceptamos la seguridad y formamos parte de ella.
Esta tolerancia normalizada de los masivos y ubicuos dispositivos de vigilancia está potenciada por lo que se conoce por política del miedo. Los diversos atentados acontecidos en las principales capitales mundiales no han hecho más que profundizar en el abismo de la incertidumbre y desconfianza social. Los traumas inconscientes que se han generado a raíz de lo sucedido han conseguido inducirnos hasta la aceptación total de un status quo de vigilancia absoluta tanto logística como humana.
El sistema potencia conscientemente el miedo en el ciudadano, le hace sentirse vulnerable ante incontrolables enemigos en la sombra, con lo que le convierte en un ser temeroso y antisolidario, en carne de fascismo y en cómplice activo de fascistización, dispuesto a ejercer de policía y a aceptar ser vigilado por cámaras, innumerables fuerzas del orden y demás; todo ello con la ilusión de que si no tienes «nada que ocultar», no tienes «nada que temer».
La modernidad conquistó el Estado laico y separó el poder político del poder religioso. Sin embargo hay poderes políticos travestidos de poder religioso y poderes religiosos que se articulan para obtener los espacios políticos. Hasta el mercado se deja impregnar de fetiche religioso al tratar de convencernos de que debemos tener fe en su catecismo y dar culto al dinero. Una religión capitalista que no practica la tolerancia ni respeta la diversidad “religiosa” y que se niega a amar al que no reza su Credo. Una religión que no respeta el derecho de los diferenciados y los excluidos. Una ideología construida desde el anhelo y el temor, aceptando vivir el miedo en el presente para imaginar un futuro sin él. El miedo como una predisposición a lo peor, una predicción de lo que puede llegar, una premonición que atenaza el corazón, que estrecha miras y entrañas, que busca explicar lo que todavía no ha ocurrido y que por mejor vehículo halla el símbolo, y por mejor lenguaje el de la religión. Porque lo que depara el futuro es nebuloso, incierto, sin forma, o sino, demasiado evidente y tremendo como para aceptarlo.
Pieza producida para Proyecto SeAlquila´19. Madrid
▲ Can't Take My Eyes Off You, 2019
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▲ Can't Take My Eyes Off You, 2019
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