La exploración medica moderna retiene el cuerpo con su mirada, lo hace objeto, lo convierte en un espacio a recorrer, rodear y penetrar, iluminándolo con la fuerza de su visibilidad. Mirada y cuerpo entrelazados, donde uno se abre y se entrega al otro, a su mirada voraz que lo recorre y le “otorga” su claridad.
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En Fijación Oral el cuerpo queda expuesto al dominio de un poder ordenador que, en principio, y sin el control de las mínimas exigencias éticas, puede comportarse o aparecer como absoluto e intimidante, aun pretendiendo ser tranquilizador y compasivo. Son los individuos masculinos de las instituciones creadas por su propio poder patriarcal las que determinan las creencias de lo que debe considerarse como “normal” o “natural”; una construcción social y cultural de la realidad basada en la desigualdad de género, clase social, origen, edad y territorio interaccionando en pro de sus intereses políticos y económicos. A lo largo del tiempo dichas construcciones empiezan a imperar y a aparecer “corrientes” o “habituales”, porque no tienen oposición.
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El discurso político-médico-jurídico crea, así, un modelo corporal difícilmente encarnable, casi generalizando al resto como patológicos, tanto desde un punto de vista somático como biológico. “Nuestro cuerpo”, como señala P.B. Preciado, “no es naturaleza sino somateca, un archivo político de lenguajes y técnicas (...), un lugar en el que se producen conflictos somatopolíticos intensísimos, lo que hace que sea prácticamente imposible que pueda existir un cuerpo plenamente sano y feliz, que realmente funcione como un todo homogéneo y sin fisuras”.

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Video/Instalación: Radiografías, fotografías, material odontológico y video. 3'45''